miércoles, 10 de junio de 2015

EN CONCRETO...

 
Por Samuel Hernández Reyes               




 

 En el PRI buscan culpables y nadie dice yo, lo que el PAN ganó en la elección, facturan al alcalde y Héctor Yunes resultó bondadoso. 
Lo ocurrido el pasado domingo en la jornada electoral en el distrito III, pero en especial en Tuxpan, no dejó buen sabor de boca al interior del PRI, ello se debe al resultado que no se asimila ni por tantito toda vez que el tricolor no alcanzó ese proyecto en materia de votos que se tenía pensado antes de campaña.
Luego de las siete de la noche del pasado domingo tras darse a conocer los primeros resultados,  de los que nunca se dudó que colocarían a Beto Silva como ganador, las caras eran de sorpresa para los priistas debido a que se presentaron derrotas en casillas que no se tenía pronosticada para perder ni antes y ni durante la elección.
Las horas pasaron tras la elección y se llegó a lunes, tras conocer el resultado que daba el triunfo a Silva Ramos, comenzaron los comentarios en torno a  ¿Qué falló?, ¿Quién fue el culpable?, ¿Qué se hizo mal? y más cuestionamientos que siguen en la cabeza de los priistas.
Todos se culpan y hasta ahora nadie se atreve a decir yo falle, es mi error, soy el culpable por los votos alcanzados o por el triunfo; lo cierto es que líderes de organizaciones, seccionales, líderes sindicales y demás que prometieron votos a diestra y siniestra para su candidato ahora se esconde en busca de que no se les tache como los culpables de algo que no llegó y se prometió.
Lo cierto que el triunfo de Alberto Silva Ramos fue amplio, que la gente se le entregó en cada momento de su campaña y que el abanderado dio respuesta exacta a cada acercamiento con la manera humana y sensible que lo caracteriza.
Las preguntas y la culpabilidad que se vienen haciendo dentro del PRI salen sobrando, lo que debe analizar es que con el que se considera el mejor alcalde que ha tenido Tuxpan no lograron su objetivo, de llevarlo al triunfo de manera clara alcanzando las cifras de dos a tres o de dos a uno que le habían prometido.
Es evidentemente el corte de cabeza al interior del PRI, pero eso debe pasar con un análisis profundo en los que los involucrados en la campaña acepten y digan al candidato ¡fallamos en esto! para que en el camino venidero no creen falsas expectativas que los lleve a una caída profunda que cala fuerte al interior de los partidarios y colaboradores de corazón que estuvieron en campaña como los son esos que cargan las camisetas, que andan a 45 grados bajo los rayos del sol acompañando al abanderado, esos seccionales que se la rifan hasta la última línea, esos que son priistas de corazón, no de esos que prometen en eventos con más de mil personas votos que a futuro  no llegarán.
 
Por otra parte, con la cara acostumbrada a la derrota, los panistas festejan a diestra y siniestra que de lo desconocido de su candidato pasaron a no ser el show a las campañas, se dicen más que contentos por los votos obtenidos y aseguran que el blanquiazul está más que vivo en Tuxpan y el distrito.
Pero existe algo que festejar, existe algo que ganó el PAN, lo que vimos en las urnas el pasado domingo fue un hartazgo social al grado que más del 53 por ciento de la lista nominal no votó en el distrito, por ello el conformismo panista que mantiene las derrotas en las últimas elecciones no queda claro en sus propios miembros activos que parece ser que se sienten más a gusto con la derrota que con el triunfo.
La “factura” que los tuxpeños pasaron al alcalde de Tuxpan Raúl Alberto Ruíz Díaz es más que evidente y real, ello a pesar de que su propios colaboradores o el propio edil lo quieran reconocer los tuxpeños decidieron no votar al grado de que en casillas no se rebasó el 45 por ciento de participación de la lista nominal como ocurrió en la propia casilla del primer priista de Tuxpan que por cierto perdió con votos en esa urna.
La molestia es más que clara de las familias de la zona rural y urbana, dicen los priistas que saben que tenía años que un acalde no perdía su casilla para el candidato de su partido, pero eso sucedió el domingo y debe ser producto de un análisis porque en Jardines se concentra la clase de elite que trabajan para el edil, también ahí viven los ex alcaldes, diputados, ex diputados, empresarios y líderes de organizaciones ligadas al PRI que tienen amplia amistad con el munícipe.
¿Fue fuego amigo las derrotas de las casillas de Tuxpan para el alcalde? o ¿fue una siempre coincidencia?,  o será quizás  que en Juárez 20 esas urnas no ganadas en el municipio no preocupan y no son un dolor de cabeza como si están representando para los priistas de corazón.
Héctor Yunes se declara más que listo, se dice el próximo “Bronco” pero de Veracruz, carcajea mientras su bondad sale a relucir tras varios meses de olvido que tenía para la prensa de Tuxpan que se había acostumbrado con él al clásico desayuno con huevos y bocoles, más no esperaban su estrecha bondad del senador que aspira a la gubernatura.
En convivio con el priista, que aprobó reformas electorales, los comunicadores se dejaron apachar más no engañar en tiempos en los que se sabe que vendrán numerosas figuras que acostumbrados a sus estrategias solo buscan en estas temporadas de aspiraciones o de proyectos políticos.
 
 
 
 

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